CBGB: El water del rockero under (famoso y hediondo)
Para darle continuidad a nuestra célebre sección "El water lo dice todo de tí", hoy nos referiremos a uno muy particular.
Ubicado en el interior del local más famoso del under neoyorkino, el water del CBGB debe ser de los más impactantes que he tenido oportunidad de utilizar, tanto por el contraste visual como por el intenso hedor a orines que emanan desde la habitación y su entorno (de ahí el porqué la foto fue tomada a una distancia considerable).
Para hacer de este relato algo más claro, primero paso a explicar qué diablos es el CBGB. Si lo tuyo es la música onda bachata y/o corrido mexicano obviamente estás al margen de lo que significa el punk. Bueno, el CBGB está considerado la cuna del estilo, es decir un poco antes que los Sex Pistols y su manager, Malcolm McLaren, acuñaran el término en Inglaterra, aquí ya le daban a los tarros locatelis como Television, The Ramones y Blondie. (Dato curioso: McLaren en realidad se inició en las lides musicales después de probar suerte como diseñador y vendedor de ropa alternativa. Fue así como llegó a manejar la breve carrera de los New York Dolls en los 70, para después volver a Gran Bretaña en 1975, juntar a los Pistols y desatar el fenómeno).
Según la página web del local, el CBGB (que significa COUNTRY BLUEGRASS BLUES) abrió sus puertas en 1973 de la mano de Hilly Kristal y en su escenario han tocado tantas bandas como personas ocupado el baño; varios miles de miles.
Volviendo al tema que nos apasiona. Reconozco que de primera la foto que encabeza esta columna lleva a engaño, porque sé que en Valparaíso también se pueden encontrar imágenes tan terroríficas como ésta. Incluso el nunca bien ponderado 777 de Alameda casi esquina Estado (en Santiago) también cuenta con un excusado de similares características. Pero no, la toma es de uno de New York, que quede claro.
Con este dato ya podemos señalar que el espíritu artístico es una condición inherente al ser humano. O sea, tanto un porteño como un neoyorkino tienden a expresarse en espacios diseñados justamente para el desatoro biológico, dando rienda suelta a una lluvia de ideas concebidas en ese íntimo momento, como una forma de dejar un testimonio, un legado para el que viene después.
Para reafirmar la teoría, recordemos los cientos de graffitis que tapizaban los baños de la escuela. Como ese escrito en forma vertical justo en la parte interna de la puerta del water y que para leerlo el que se sentaba debía doblar el craneo y así decifrar el enigma... "endereza la cabeza, conchetu....". Ingenio y humor enlazados con el arte popular.
Si hay algo que llama poderosamente la atención del water analizado, es su carácter democrático. Un receptáculo ocupado por artístas y parroquianos en partes iguales. Esto debe ser porque el punk siempre se ha caracterizado por un discurso de igualdad social en el amplio sentido y que aquí no sólo se queda en la música y la lírica, sino que se traspasa a la convivencia.
Otro dato no menor es el fuerte olor a "pichí" -como se expresa vulgarmente- percibido ya desde antes de entrar al local, lo que revela una condición que emparenta a todos los negocios similares a éste: la masiva venta y consumo de cerveza. Sea donde sea, la fragancia del pipí -en su voz más infantil- posterior a la ingesta de cerveza litreada en grandes cantidades, es inconfundible. Además, con tanto decibel y alcohol en la sangre, el ser humano tiende a perder la motricidad fina y por lo mismo derramar sus fluidos fuera del receptáculo destinado para dicho fin.
Para ir culminando el análisis, cabe señalar que aquellos que disfrutan de la música en general y reconocen en Joey Ramone, David Byrne o Debbie Harry, referentes ineludibles del rock, el solo hecho de entrar en esta dimensión paralela y saber que ellos más de alguna vez ocuparon esa pieza de loza fabricada en serie, sin duda que hace que el espacio-tiempo se altere de pura emoción. Yo lo comprobé. Sentí tantos cambios físicos que me fue imposible evitar las ganas de mear.
En síntesis, un water imperdible para cualquier fanático, que pese a su hediondez, no se puede pasar por alto. Un trozo de historia al fondo y a la derecha.
P.D. La foto del poste con la calle "Joey Ramone" es un regalo para Willy, quien reconoció sentir envidia de la mala hacia mí por estar donde él quisiera. Se agradece la honestidad. Hey, ho, let's go!