Por ahorrarme el peluquero... quedé como las huifas.
Recuerdo que cuando estaba como en segundo medio se me ocurrió la brillante idea de cortarme las patillas con una afeitadora en precarias condiciones. El problema es que nunca calculé bien el largo, por lo que tratando de nivelarlas subí y subí por sobre las orejas. Fue tan notorio el look, que un profesor no atendió mis explicaciones y creyó que se trataba de una nueva faceta de mi rebeldía punk o algo así. "No me venga con esa chiva de que fue un accidente", me dijo.
También recuerdo cómo mis compañeros se divertían parafraseando en parte a Kiko del "Chavo del 8", cambiando su característica frase "no me simpatizas" por "no me sin-patillas". Muy gracioso.
El caso es que ayer lo hice de nuevo. Tratando de adelgazar el pelo de la patilla -otra vez-, me realicé un tremendo rebaje que hoy marca una notoria diferencia de dos tonalidades entre el cabello de la parte superior y la zona que crece a los costados de la cabeza. Y eso que la máquina es eléctrica y de buena calidad. Demasiada calidad parece.
Es curioso, pero acá la gente también practica el doble standard, ya que en vez de decirte "¿y qué chucha te hiciste?", sólo atinan a balbucear "nice haircut", como para que el pelota explique que la intención era otra y que la máquina y que el pulso y que la falta de espejo, etc. No faltó tampoco el que me dijo, "por cagao te pasó. Por no pagarle a un peluquero". Mentira no es eso.
Yo tengo muchas creencias. Muchas de ellas me las creo yo no más, pero si hay algo en lo que no creo es en los peluqueros. Y eso es grave ya que en mi familia hay más de uno, incluyendo a mi madre. Diría que a ella la respeto y por lo mismo confieso que en varias oportunidades le pedí que interviniera mi cabeza. Lamentablemente, muchas veces se negó espetando: "Es que nunca te gusta y después me echas la culpa a mí. Si al final tú eres el que me dice lo que quiere".
Volviendo a la teoría. No creo en los peluqueros porque de partida hablan mucho y eso ya me da desconfianza. O sea uno va a cortarse el pelo y al final termina sabiendo un montón de cosas de las que no quería enterarse y revelando otro tanto cúmulo de secretos que irán a parar a otros oídos.
Segundo. Entre tanto bla bla bla, al final uno queda como la mona, pero ni cuenta se da porque como le hablaron tanto lo único que se quiere es escapar del lugar.
Tercero. Si te dejan pa la cagá, la culpa siempre es tuya. Claro, porque empiezan con que eso fue lo que pediste o, peor aún, tu pelo es así y no hay na que hacerle. Es por eso que desde tiempos remotos he preferido "do it by myself". Sure!! Así no se le echa la culpa a nadie.
Es cierto, no siempre el resultado es el mejor, pero por lo menos uno podrá sacárselas con que es la última tendencia en Kuala Lumpur o Burkina Faso. Y al final qué tanto: no han visto a todo esos pendejos que se apermasan el cabello con gel y más encima no se lo lavan.
Yo tendré un corte como las reverendas, pero por lo menos huele a camomilla.
P.D. Ojo que ya se viene el análisis de otro water neoyorkino. Tú también puedes participar enviando una foto del tuyo para ganarte excelentes premios.
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