Hace tiempo que estaba recopilando historias para contar, pero nunca supe por cual decidirme. De tanto juntar ahora tengo un tremendo revoltijo y muchos relatos que definitivamente ya pasaron al olvido. Así es que lo mejor será presentar un recocido -"The very best" en jerga musical- con los últimos acontecimientos. Una mala decisión, pero peor es no hacer na'.
Cambio de domicilioDespués de pecharle a mi bro por cerca de 7 meses, nuevamente vuelvo a la vida en solitario. Algo así como el sueño de la casa propia, pero que en este caso es el del "cuarto prestado". Como trabajo en un club de golf, la usanza acá es tener habitaciones para que los empleados alojen en ellos. Y bueno: solicité mi cupo y me aceptaron. Desconozco si mi hermano pasó algún billete, pero quedé instalado de lo más feliz. El kit incluye ducha teléfono, espejo luminoso, shampoo y toallas blancas, accesorios que me hacen ver más como un paciente de hospital que otra cosa. Está todo tan limpio que todavía me saco los zapatos antes de entrar a la pieza (no soy muy dado a la escoba que digamos, así es que hay que mantener el aseo y ornato).
Diversidad culturalYo no vivo en Manhattan, pero igual la diversidad cultural es algo que se palpa en todo Nueva York. Y mi trabajo no es la excepción. Mexicanos, portorriqueños, españoles, chilenos, eslovacos, de todo. Hace unas dos semanas fui a la ciudad con Chris, digno representante de Madagascar con quien nos hemos hecho amigos. Lo más divertido es que ni él ni yo hablamos perfecto inglés, por lo que todas nuestras conversaciones eran una mezcla de english, español, frances, lenguaje de señas y mímica. Toda la tarde fue un morirse de la risa al cachar que en varios pasajes sólo captábamos la mitad de lo que decíamos.
Como es mi costumbre, recalamos en una disquería del East Village para ver las últimas novedades. Claro que mi mayor sorpresa no tuvo que ver con música, si no que al encontrar una edición de Condorito en inglés. Si bien los chistes eran bastante fomeques, hay que destacar la internacionalización del pajarraco. De muestra un botón.
Kill the billLamentablemente la vida no es gratis. Para el que no lo sepa, se lo dejo clarito. Como nací con un televisor prendido (en blanco y negro, pero prendido a fin de cuentas), tuve que hacerme el amable y contratar ciertos servicios de cable, telefonía e internet para poder acceder al mundo. ¿Y me van a creer que los desgraciados no esperaron ni que terminara el mes para mandarme la cuenta (llámese "bill")? Claro que lo relevante no es eso, sino que una vez más me encuentro inmerso en el sistema. O sea, soy alguien, tengo un estatus, vuelvo a ser un humano más. ¿Rico, no? La verdad es que es bastante penca.
Mirando el pajaritoMe gusta la fotografía. Siempre me gustó. Yo creo que desde antes de nacer porque mi padre era muy aficionado. Recuerdo que pasabamos tardes enteras mirando diapositivas con nuestra humilde proyectora (que todavía sobrevive).
Tuve la suerte de recibir algún tipo de instrucción mientras estudiaba y aluciné. Tanto así que incluso me fui en la volada y retraté desnuda a una amiga para una tarea (lo que me costó varias sesiones explicándole las reales motivaciones a mi novia de ese entonces).
Tengo un par de compipas (aparte del Oso "Marce", la mejor) muy talentosos en el cuento, por lo que yo reconozco ser sólo un amateur en la especialidad. De todos modos me interesa y desde que las cámaras digitales hicieron su aparación, que quería tener una. No soy purista y por lo mismo las prefiero, ya que las posibilidades que ofrecen éstas son infinitas.
Me dolió un poco gastarme los morlacos, pero ahora estoy feliz con mi Olympus E 500. Acá les dejo la primera instantánea que hice. Se entiende que estoy en la búsqueda, por si quedan cachudos con lo que quise mostrar.
(En la toma en cuestión el artista no había ingerido ningún tipo de alucinógeno, hongo, cáctus u otro similar)Les aseguro que para la próxima las fotos serán sobre cosas más concretas.