TUVE SEXO CON TRES MUJERES... OH MY GOD!

Cuando estaba en el colegio los que organizaban fiestas colgaban carteles con la palabra SEXO en letras grandes. Inevitablemente todos nos acercábamos a saber de qué diablos se trataba, pero no era más que el gancho publicitario para invitar a una porquería de kermesse donde lo más sexual era ver a las compañeritas en ropa de calle. Y bueno, si estás leyendo esto quiere decir que el truco sigue siendo efectivo.

Tengo varias cosas de que escribir, pero en esta oportunidad quiero hacerlo sobre esos gustos personales que nadie parece entender. Cosas con las que uno tiene fijaciones y que te hacen ser en cierta medida un bicho raro, un "creep" como dijo Radiohead.

Por ejemplo, yo rallo con la música. No toco ni el timbre, pero procuro comprarme disquitos cada vez que puedo, adquiero revistitas y bajo cosas raras desde internerd. Hasta ahí todo bien, sin embargo si me pidieran definirme por algún estilo no lo pienso dos veces: el heavy metal es mi onda. ¿Y qué es esa lesera? Créanme que muy poca gente con la que me he relacionado entiende por qué un tipo que no es precisamente un niño -y que luce súper normal- se compra tantas poleras negras, colecciona calaveras y atesora unas "Limited Edition" que costaron un ojo de la cara. Aparte de que casi lloró en el concierto de un tal... ¿Ronnie James Dio?

Muchas veces me he gastado explicando teorías y filosofando sobre el real significado de las cruces invertidas y los remaches en las chaquetas, pero no hay caso. Sólo mi mamá y mis pololas aceptaron mi pasión por el rock. No les quedaba otra.

Pasa algo más. La parcela del rock pesado es grande y por lo mismo la cantidad de subgéneros existentes es como para volverse crazy (True Metal, Power Metal, Gothic Metal, Metal Sinfónico, Black Metal, Death Metal, Samba Metal, Cueca Metal, etcétera, etcétera). Como yo no soy racista se podría decir que le hago a todo dentro del estilo, o sea escucho Megadeth, Iron Maiden, Dimmu Borgir y Stratovarius por partes iguales sin arrugarme siquiera. Pero también le pongo oreja a lo otro: a Depeche Mode, And Also The Trees, Tom Waits y Beach Boys, lo cual dentro del mundillo metal muchas veces no es bien visto. ¿Qué culpa tengo de ser tan tolerante?

A lo mejor son rollos míos, pero la cuestión es que nunca me hice amigos metaleros (salvo tres) por lo mismo: con los chascones también me sentía en corral ajeno y tampoco tuve la llegada como para integrarme.

El tema es que como tantas otras veces, el domingo pasado fui solo a un recital de rock. Rata Blanca tocaba en un local que se llama B.B. King, en Manhattan. Llegué a las 11 de la mañana, así es que me lo caminé todo. Se podría decir que ahora Times Square es como el Paseo Ahumada para mí.

A las 6 de la tarde recién entré al bendito teatro. Un público que bordeaba las 200 personas entre peruanos, mexicanos, uruguayos y argentinos copaban el lugar. De chilenos, nada.

De pronto a mi lado dos tipos empiezan a hablar con un reconocible acento. "Mira hueón... ahí está", le dice uno al otro sobre un tercero. Imposible no saber que se trataba de compatriotas.

Poco rato bastó para que entabláramos una amena conversación sobre le rock, lo afortunados que somos los chilenos de que vayan tantas bandas al país y la oferta discográfica. Ambos están en la tierra de Oz hace más de 5 años, por lo que mi misión fue ponerlos al día en la materia.

Toda la intro era para explicar lo feliz que fui por algunos minutos. Poder conectarse con gente que habla un mismo idioma, en materia musical, fue lejos uno de los momentos gratos que he pasado acá.

Llegó a tanta la emoción que después del concierto nos fuimos a pintar el mono de nuevo a Times Square, poniéndonos detrás de la gente que se sacaba fotos y metiéndoles conversa a unas turistas que puro se reían. El único problema es que se me fue el tren y llegué a la casa como a las 2 de la mañana (no pude llamar por lo que mi hermano me estaba esperando con cara de tragedia. Descendí como 400 puntos en el ranking).

Esa era la anécdota que quería contar. De Rata Blanca puedo decir que estuvo potente, tocaron muchos temas de su último disco (La llave de la puerta secreta) y por supuesto los clásicos "Mujer Amante" y "La Leyenda del Hada y el Mago". En todo caso el 14 de septiembre se presentan en Santiago junto a Judas Priest y Whitesnake. Tengo puras ganas de ir, pero está difícil. Sería una tontera gastarme lo que no tengo en ir a un recital en Chile. ¿Y si la hago? Nunca he hecho una locura de amor, pero bien podría hacer una locura de rock. Tal vez si llamo a las Ultimas Noticias ellos me auspicien... no sería mala idea. El Semanario de lo Insólito también se podría interesar en la historia. Ahí voy a ver.