Mis recuerdos de infancia (un minuto de emoción)

Hace varios años que no veía a mi hermano. Por lo menos cuatro. Han pasado dos meses desde que nos reencontramos en esta tierra lejana y pirotécnica.

Como se perdió gran parte de mi adolescencia y yo de su paso definitivo a la adultez, nuestros grandes recuerdos tienen que ver con la infancia que pasamos en Chile, la que compartimos. De ese departamento en La Florida, del cambio a la casa de 5 Norte, de algunos amigos, de las cosas que cuidaba mi madre y los gustos de mi padre. Me da risa pensar en lo inocentes que fuimos. De las tonteras que nos hacían felices.

Conocí a Mauro cuando él ya tenía 7 años. Supongo que se divertía conmigo, eso todavía no lo pregunto, pero yo más de una vez lo pasé bien gracias a su ingenio.

Debo haber tenido unos 4 años y mi mayor pasión en juguetes eran los Playmobil. Tuve la suerte de que alguien me regalara para mi cumpleaños un juego con cinco figuras de indios. Con ellos se podía formar una escena que incluía fogata y canoa, tal como aparecía en la caja.

Debido a que mamá no nos dejaba jugar con agua, mi brillante hermano me pintaba una mesa blanca con cubierta de melamina simulando un río, rocas y algo más. Y así me entretenía. Inventando aventuras sobre esa superficie de dos dimensiones hasta que el rigor de la limpieza obligaba a retirar el montaje.

Recuerdo también que en la TV estaban de moda los Titanes del Ring. Como mi madre tenía máquina de cocer, le imploré que me fabricara una momia con retazos de género, parecida al personaje del famoso programa. El muñeco era de mi tamaño y en él descargaba toda mi energía dándole golpes y practicándole llaves de piernas. Mi hermano me ayudó a afinar la memoria señalando también cómo era la cara de la momia: "muy redonda e incluso le colgaban mechas desde la cabeza".

Otra cosa que tengo presente es esa bicicleta mini (como la de "Machuca") en la que salíamos de paseo. Prácticamente era el medio de transporte familiar. En ella íbamos a comprar el pan o nos arrancábamos al entonces potrero -hoy estadio de Colo Colo- a encumbrar volantines. Yo era chico, así es que siempre iba de pasajero.

¿Qué será de mi amigo Lolo? No recuerdo ni su cara, pero estoy seguro que él también se hizo la misma pregunta sobre mí alguna vez.

¿Qué pasó con esa cortaviento naranja que esperaba heredar de Mauro? Lástima que cuando la pude usar no me quedaba como yo creía.

¿Dónde estará enterrado nuestro perro Duende? El primer animal al que quisimos y al que disfrazábamos con un gorro de pinturas Ceresita.

Siempre pensé que mis recuerdos de niño no eran dignos de recordar. Con mi hermano cerca ahora sé que son los más bellos, nuestro más preciado tesoro.

Gracias brother por devolverme esos momentos, por compartirlos de nuevo.

Te quiero mucho.