MOMA: Por amor al arte

Como pagué 20 dólares por la entrada, bien vale un comentario. El viernes último me desperté con la intención de ir a Manhattan y específicamente visitar el MOMA (Museum Of Modern Art). Tomé el tren, el subway y ya estaba en la puerta.

Yo nunca he estado en París, pero me imagino que entrar al Louvre debe ser una experiencia a otro nivel. Bueno, el MOMA también ofrece algo excepcional.

Particularmente yo no soy un experto en arte ni mucho menos, pero reconozco cuando una muralla está bien pintada. O sea, de entrada uno se topa con una tela de Miró que ya se la quisiera mi mamá en el living. Claro que tendría que ser en otra casa porque por lo bajo debe tener unos tres metros de largo, creo yo.

Justo al lado de Miró hay otra pieza de gran valor y gran tamaño: el monumento a Balzac (1898) de Auguste Rodin. Imposible no acordarse del episodio ocurrido en Chile hace unos meses en el que un estudiante sustrajo una pieza del mismo artista (...choréate ésta, ja ja).

Siguiendo la lógica del edificio uno sube las escaleras hasta la sala de las nuevas adquisiciones donde ¡oh, sorpresa! se encuentra una obra de Eugenio Dittborn, chileno que inventó las pinturas aeropostales. No sé si hay otro que le habrá seguido la volada, pero lo suyo consiste en mandar los lienzos por correo para ser montados en las distintas galerías. Y así se exhiben, con el sobre a un lado y la marca de los dobleces.

El tema es que al ir avanzando por las distintas salas uno se va golpeando con esas pinturas que de chicos vimos en los libros. Ahí está Picasso, Warhol, Gaugin, Magritte, Monet, Munch, Klimt y tantos otros. Personalmente lo más bello que presencié fue La persistencia en la memoria (1931) de Dalí. Surrealismo a concho en un paqueña superficie de 24 x 33.

Otra dependencia chori es la dedicada al diseño. Muchas sillas, lámparas, carteles, un auto, una moto y objetos famosos como los legos y los bidones de parafina. Puras cosas que dan ganas de decir ¿y cómo no se me ocurrió a mí hacer esta lesera?

Pero lo que más, más me gustó fueron las fotografías de un socio gringo llamado Lee Friedlander, maestro del juego con sombras y la utilización de elementos reflejados en otras superficies. Decenas de fotos en blanco y negro decididamente perturbadoras y caprichosas (había unas en colores también, ahora que me recuerdo).

Luego de salir de ahí inmediatamente está la exposición de Pissarro y Cezzane, considerados los pioneros de la pintura moderna. ¿Se acuerdan que en la básica nos hacían colorear naturalezas muertas? Estos amigos iniciaron esa modalidad, por lo que nuestra educación primaria tiene directa influencia de ellos. Al menos ese fue el pensamiento que tuve. Si alguien conoce de cerca al ministro Bitar tal vez pueda preguntarle (los peladores dicen que no sabe mucho en todo caso).

Mis cuatro patitas no podían más, así es que me retiré del edificio despues de recorrerlo por cerca de cuatro horas. El hambre comenzaba a hacer estragos por lo que me arrimé hasta un carrito de "empanadas argentinas" para ver si caía algo. Si bien se mencionaba que la especialidad era de la tierra de Maradonna, el que la vendía era nada más y nada menos que un chilean guy, un compatriota.

-"De dónde venis Gato Félix", me preguntó.

-"Del MOMA", le contesté.

-"¿Y es wena esa cuestión?", prosiguió el man.

-"Debe ser uno de los museos más importantes del mundo", le dije con tono de entendido en el tema.

-"¿Pero qué hay? puros cuadros colgados...", arremetió.

-"Sí poh", respondí con un dejo de tristeza.

Como pude puse sobre el mesón los dos dólares que costaba la porquería de empanada (parecía la muestra) y me retiré haciendo la siguiente reflexión: Qué lata que el desarrollo económico de un país condiciones tantas cosas. Pareciera que no, pero sí. Acá la cultura y el arte no pertenecen a una elite. Todos tienen acceso a una educación, que si bien también tiene falencias, enseña a conocer las ventajas de vivir en USA. Una de ellas es cómo sacarle provecho a un pedazo de ciudad como ésta.

Estoy seguro de que el coterraneo encuentra fome mirar un cuadro porque fue educado bajo el concepto de que el arte es aburrido, lejano a su realidad, un asunto de gente adinerada. En Chile la enseñanza pública pareciera estár disociada de la vida misma. Siempre repitiendo, copiando la pizarra. ¿Por qué no enseñan a leer diarios, a ser opinante, a cultivar los intereses personales? ¿Por qué no enseñan que la historia no sólo está en libros sino también colgada de la pared? Como sugerí anteriormente, si alguien conoce o ve a Bitar tal vez pueda preguntarle al respecto, aunque los peladores se empeñan en decir que no sabe mucho. Derechamente no sabe ná.